por Juliet Casella
Cuando era pequeña vivía cerca de una gran montaña, el Mont Blanc, y la tormenta a menudo acompañaba mis noches. Mi hermano y mi hermana habían creado al Señor Trueno, un personaje que venía todas las noches de tormenta a verme. Bajaba por la montaña al lado de mi casa, y venia hacia mí. A veces lo veía a través de la ventana. Siempre estuve aterrorizada, pero con el tiempo logré convertir ese trauma en una fascinación”.